martes, 1 de diciembre de 2015

VIH/SIDA - VENEZUELA: (DA) ETNIA WARAO, EPIDEMIA EXTENSA NO RECONOCIDA

Published Date: 2015-11-29 10:51:42
Subject: PRO/ESP> VIH/SIDA - Venezuela: (DA) etnia warao, epidemia extensa no reconocida
Archive Number: 20151129.3826685
VIH/SIDA - VENEZUELA: (DA) ETNIA WARAO, EPIDEMIA EXTENSA NO RECONOCIDA
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Un comunicado de ProMED-mail
http://www.promedmail.org
ProMED-mail es un programa de la
Sociedad Internacional de Enfermedades Infecciosas
http://www.isid.org

Fecha: 28 de noviembre, 2015
Fuente: Armando INFO, Venezuela
http://www.armando.info/sitio/index.php?id=17&tx_ttnews%5Btt_news%5D=186&cHash=620db74ba6a5b10b599be0130c7a807e
[Editado por Jaime Torres]


Una epidemia de SIDA está diezmando a los warao, una etnia indígena localizada en el Delta del Orinoco, al extremo nororiental de Venezuela. Los indicadores de prevalencia superan la media mundial. Los médicos estiman que los indígenas están enfrentando una cepa mucho más agresiva que pone en riesgo la supervivencia de todo un pueblo. Las autoridades, entretanto, han optado por mantener el caso en silencio.

Luis José Rodríguez, médico de la zona, ha tenido que dar explicaciones similares a las del sacerdote. Los indígenas warao solo advierten la fulminante presencia de la enfermedad cuando el cuerpo comienza a descomponerse.

San Francisco de Guayo fue una de las ocho comunidades –las otras fueron Jobure de Guayo, Isla de Jobure, Jobotoboto, Ibute, Usidu, Guayo, Jeukubaka, Ibuiruina– donde a finales de 2011, el doctor Julián Villalba y otros investigadores del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) y el Instituto de Biomedicina de la UniverSIDAd Central de Venezuela elaboraron el estudio “HIV-1 Epidemic in warao amerindians from Venezuela: spatial phylodynamics and epidemiological patters” (2013), que arrojó como resultado que 55 indígenas estaban contagiados de VIH.

Los especialistas se alarmaron porque 9,55% de los habitantes de ocho comunidades estudiadas habían contraído el virus. La más alta prevalencia en el mundo corresponde hasta ahora a una región lejana: el África subsahariana, con 5% de su población. El promedio mundial para el año 2013 –las últimas cifras disponibles de la Organización Mundial de la Salud– era de 0,8% en adultos entre 15 y 49 años, ligeramente superior a la población venezolana comprendida en el mismo rango para 2005. Con respecto a esta última cifra algunas autoridades sanitarias nacionales declaran que está en 0,56%.

El análisis genético del genoma del virus sugería, además, que la epidemia de VIH en las comunidades warao se duplicaría cada 10 meses. La prevalencia del virus fue más significativa en los hombres (15,6 %) en comparación con las mujeres (2,6%), todos en edades comprendidas entre los 18 y 30 años. Y la comunidad más afectada fue Usidu (21,6% seropositividad).

Los warao que dieron positivo en el estudio del IVIC estaban infectados con el VIH-1 subtipo B, que es el más común en Venezuela; y solo hubo un caso de una mujer con VIH-1 subtipo C. Ya esto había sido indicado en otro estudio titulado “Evidence of at Least Two Introductions of HIV-1 in the Amerindian Warao Population from Venezuela (2012)”.

Este trabajo fue presentado en reuniones con las viceministras de salud Miriam Morales y Claudia Morón, en 2012 y 2014, respectivamente. De estas autoridades sanitarias solamente Claudia Morón continúa como viceministra de Redes de Salud Colectiva. En aquel momento las funcionarias aseguraron que tomarían medidas, que una parte de la institución ya conocía el problema, y que debían planificar una investigación de campo. En 2015 algunos especialistas de estos estudios y antropólogos de otra investigación Estudio de VIH en poblaciones warao. Determinantes sociales (Fundacredesa), que aún no se ha publicado, también se reunieron con representantes de la Defensoría del Pueblo para plantearles la situación. Solo se sabe que luego de esto viajaron a Tucupita, se reunieron con autoridades y realizaron talleres con líderes comunitarios.

Desde ese entonces, sin embargo, nada ha cambiado. Mientras las aguas del Orinoco siguen corriendo, hay nuevas historias de indígenas warao con VIH. Con el paso del tiempo los médicos han advertido que los nuevos contagiados llevan en la sangre una variante del virus más agresiva que los está matando en menos de cinco años.

Una cepa más agresiva

Flor Pujol, bióloga del Laboratorio de Virología Molecular del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) y una de las investigadoras del estudio The evolving HIV-1 epidemic in Warao Amerindians is dominated by anextremely high frequency of CXCR4-utilizing strains (2015), explica que en las muestras de los warao, el doctor Héctor Rangel, del mismo laboratorio, analizó la envoltura del genoma, que es la parte por donde el virus se une con su receptor a los correceptores, y el resultado fue que 90% de las muestras eran X4, una cepa del virus más virulenta. Los afectados con esta cepa manifiestan más rápido los síntomas. En los warao esta transición al virus más letal se produce más rápido. Esto puede ocurrir cuando la persona ha sido infectada por más de una cepa del virus. Casos como este se han detectado en Cuba y la investigación fue publicada en EbioMedicine bajo el título de CRF19_cpx is an Evolutionary fit HIV-1 Variant Strongly Associated With Rapid Progression to AIDS in Cuba. Los warao, además de tener una variante más agresiva del virus, tienen alta prevalencia de tuberculosis, hepatitis B, entre otras enfermedades que ensombrecen más la situación.

Los análisis filodinámicos sugieren que el virus se introdujo en poblaciones warao a principios del año 2000. Luego de atravesar su fase inicial de crecimiento lento, alcanzó San Francisco de Guayo y Jeukubaka alrededor de 2005. Hace diez años que comenzó su fase de crecimiento exponencial de expansión.

En 2007 la Cruz Roja Venezolana había identificado 15 casos de VIH en la comunidad de San Francisco de Guayo, Murako, Jobure, Isla Jobure, Murako, Ajimurina, Merejina, Kuamujo, La Mora y Guayaboroina. En ese tiempo la doctora Oriana Contreras estuvo primero trabajando como médico rural en el hospital de Guayo y luego apoyando en un proyecto de la Cruz Roja Internacional, que profundizó en la búsqueda de enfermedades graves. Así encontró SIDA, pero también algunos casos de VDLR o sífilis. Las autoridades de la Dirección Regional de Salud de Delta Amacuro entonces comenzaron a desacreditarla como profesional hasta el mismo día de su salida. Al finalizar el proyecto, Contreras fue vetada por el director regional de salud para esa época, Luis Beltrán Gómez. Le dijo que no podía ejercer más allá, que no debía haber informado sobre el caso. “¿Cómo iba a quedar él ante las autoridades del Ministerio de Salud en Caracas?”, recuerda Contreras a ocho años de aquella escena.

Según Pujol, el virus ingresó a la comunidad hace casi tres lustros y ha evolucionado muy rápido. El panorama, bien lo sabe, es devastador: la magnitud de la epidemia, la velocidad con que se está transmitiendo y en especial la agresividad de la cepa.

La comunidad que está al frente de Jeukubaca desapareció hace dos años. Gran parte de sus habitantes murieron de SIDA, como lo confirma una lista con la estadística de fallecidos que lleva el hospital de Guayo. La mayoría eran hombres y las mujeres que quedaron abandonaron el lugar.

Uno de los habitantes de Jeukubaka denunció a través de TaneTanae, un medio de comunicación local, que la mitad de los parroquianos de su comunidad han fallecido con claros síntomas del SIDA.

Fray Ernesto “Kiko” Romero, recientemente nombrado vicario de Tucupita, dijo que una vez estuvo 40 días en una comunidad y hubo 12 muertes de jóvenes contagiados de VIH.

Sin duda lo que ocurre en las comunidades indígenas del Delta del Orinoco es una epidemia de VIH. Allí se cumplen a rajatabla todas las características que engloban el término: enfermedad propagada en cierto periodo de tiempo, en una zona geográfica determinada, que afecta simultáneamente a muchas personas y supera la cantidad de gente esperada. La prevalencia del virus para estas comunidades es extremadamente superior a los estándares nacionales, incluso internacionales.

De Cambalache a Guayo

Cambalache es un basurero ubicado en el estado Bolívar, a unos 260 kilómetros de San Francisco de Guayo, donde buena parte de los warao que van a este lugar regresan contagiados. En este vertedero de basura la prostitución y el tráfico de drogas son frecuentes. De hecho, se reportó en el mismo estudio, “HIV-1 Epidemic in warao amerindians from Venezuela: spatial phylodynamics and epidemiological patters” (2013), que 53% de los individuos VIH positivo en Delta Amacuro habían visitado esta comunidad. Se especula que las idas y venidas entre Cambalache sean la causa de la generalizada propagación del virus entre la población warao. Otro lugar de contagio es la ciudad de San Félix, también en el estado Bolívar.

El antropólogo Luis Felipe Gottopo explica que el contagio y propagación del virus puede estar relacionado con el éxodo hacia Tucupita, Ciudad Guayana y Barrancas de una parte de la población warao luego de la epidemia de cólera desatada entre 1992 y 1993. En aquella oportunidad al menos 500 warao perdieron la vida. Otra hipótesis apunta hacia los barcos que transportan mercancías relacionadas con la industria minera y cuyas rutas atraviesan o se aproximan al Delta del Orinoco. Jacobus de Waard, biotecnólogo holandés que actualmente dirige el Laboratorio de Tuberculosis en el Instituto de Biomedicina de la UniverSIDAd Central de Venezuela sugiere que los marineros (muchos procedentes de Filipinas), pasan por estas locaciones en busca de sexo. Luce probable que de alguno de estos lugares los warao hayan importado el virus y que cuando regresaron al Delta del Orinoco comenzara la proliferación.

Si bien hay caños libres de VIH, los últimos estudios encontraron 21% de incidencia en una muestra 95 personas examinadas en Jobure de Guayo.

Una epidemia que no se detiene

En julio de 2015 se tomaron las muestras para un nuevo estudio. Después de analizar las pruebas de VIH aplicadas a 666 individuos warao, de entre 15 a 50 años de edad, de las 15 comunidades ubicadas en el radio del hospital de San Francisco de Guayo, pertenecientes a la parroquia Padre Barral, los doctores encontraron una prevalencia de 7% (48 casos), que continua siendo mayor a la estimada en Venezuela.

Los médicos también concluyeron que las comunidades con mayor prevalencia de infección VIH son Jobure de Guayo, Usidu y San Francisco de Guayo; que los hombres resultan más propensos a la infección que las mujeres y la mayor prevalencia de VIH se encuentra en el grupo etario comprendido entre los 15 y 24 años. La mortalidad de infección por VIH en los últimos 8 años es elevada y la prevalencia de infección por VIH en las comunidades estudiadas se ha mantenido en los últimos 3 años.

Paralelamente el grupo que trabajó en las 11 comunidades ubicadas en el radio del hospital de Nabasanuka de la parroquia Manuel Renaud, realizó las pruebas de VIH a 361 waraos de los cuales resultaron positivos 6 (4 hombres y 2 mujeres) para una prevalencia de 1,69%. El número es significativo tomando en cuenta que se trata de comunidades más alejadas y que habían estado aparentemente sin ningún caso hasta 2012. Además es la primera vez que se realiza la detección de casos de VIH asociados a TBC (tuberculosis) en la parroquia Manuel Renaud.

Luego de analizar los resultados los investigadores determinaron: la mayor prevalencia de VIH se encuentra en el grupo etario comprendido entre los 22 y 50, la mayoría de las personas con VIH había realizado viajes fuera de su comunidad y señalaron haber tenido contacto con múltiples parejas. La mayoría se declaró heterosexual. Ninguno tenía tuberculosis.

Las comunidades con mayor incidencia de VIH fueron Nabasanuka (3 casos que representa una prevalencia de 5%), Burojosanuka (2 casos que representa una prevalencia de 6,6%), y Bamutanoko (1 caso que representa una 5,26%). Son evidencias claras de que lo que ocurre en el Delta de Orinoco es una epidemia que amenaza con diezmar mucho más a la población, una epidemia que está poniendo en riesgo la supervivencia de todo un pueblo indígena.

(*) Nota de prensa por Minerva Vitti. Este reportaje es el primero de cuatro entregas desarrolladas a lo largo del Diplomado de Periodismo de Investigación, que dicta el Instituto de Prensa y Sociedad (IPYS) en alianza con la UniverSIDAd Católica Andrés Bello (UCAB).


Comunicado por: Jaime R. Torres

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