viernes, 23 de diciembre de 2011

UCV BAJO ASEDIO MILITAR Y TOTALITARIO: BARBARIE Y CULTURA DE LA PAZ. José Rafael Herrera



UCV BAJO ASEDIO MILITAR Y TOTALITARIO POR ALGUNOS DE SUS HIJOS IMPÚDICOS.

"El 22 de Diciembre de 1721, tras múltiples gestiones por parte de los venezolanos, el Rey Felipe V concedió facultad al Seminario de otorgar grados mediante la Real Cédula y el 18 de Diciembre de 1722 el Papa Inocencio XIII le otorgó carácter de Pontificia. Inicialmente se impartieron clases de teología, medicina, filosofía y derecho, todas ellas en latín, pero eventualmente el régimen académico se independizó del seminario y el 11 de Agosto de 1725, el Obispo de Caracas Juan José de Escalona y Calatayud (quién había gestionado la creación del instituto), instala el Real y Pontificio Seminario Universidad Santa Rosa de Lima de Santiago de León del Valle Caracas. Su primer rector fue el presbítero Francisco Martínez de Porras y hasta 1810, fecha en que el Seminario de San Buenaventura de Mérida fue elevado a Universidad (actual Universidad de Los Andes), la de Caracas fue la única del país. La Universidad se denominaba Real y Pontificia, por estar bajo la tutela y protección del Monarca y del Sumo Pontífice. Para ser admitido como alumno de la universidad se requería presentar un testimonio de “vista et moribus”, es decir, una relación detallada de “vida y buenas costumbres” (texto tomado de www.ucv.ve).

Academia y barbarie
19 34 “A la UCV, en su 290 aniversario”
José Rafael Herrera

@jrherreraucv
Profesor titular de la Escuela de Filosofía UCV
Desde siempre, la vida universitaria, y especialmente la de la UCV, ha tenido que soportar los embates de la barbarie que, no pocas veces, ha logrado penetrar sus entrañas e intentado, en innumerables incursiones y por diversas vías, someterla, poniendo reiteradamente en riesgo la frágil civilidad de su condición creadora. La UCV ha resistido no sin paciencia, y ha logrado, una y otra vez, no sólo expulsar la barbarie de su recinto, sino encabezar el movimiento de civilización que ha terminado reestableciendo el Estado de Derecho y la cultura de paz en el país, derrocando las tiranías. Ese es el resúmen de su digna historia de libre cultivo del saber y de racionalidad ético- política.
La mayor parte de las agresiones en su contra han provenido de gobiernos que no comprenden, por su mismo desconocimiento de la vida universitaria, que si bien las universidades están al servicio del Estado no tienen porqué estar al servicio de gobiernos que pretenden desviar los objetivos para los cuales fueron creadas. La docencia, la investigación y la extensión, son los medios a través de los cuales las universidades promueven la mayor diversidad de las ideas en busca de la verdad. Para lo cual la autonomía es conditio sine qua non. Es obvio que quienes provienen de instituciones en las que se prohíbe disentir, ésta se convierte en una seria amenaza para sus fines.
Es verdad que no todo organismo estatal puede ser autónomo. Pero las instituciones del Estado que gozan de autonomía, es decir, que poseen la madurez constitucional necesaria para sustentarla, precisamente por el hecho de tenerla, están obligadas a velar por los intereses del Estado, más allá de las eventuales disposiciones de los gobiernos. Que se entienda bien: no toda institución universitaria está en capacidad de ser autónoma. Quedan excluidas todas aquellas “universidades” que no lo son, porque para serlo, es decir, para ser efectivamente autónomas, necesitarían estar al día en los concursos de oposición, los trabajos de ascenso, los proyectos de investigación, los post-grados, las publicaciones. En fin, más que reproducción se trata de la producción y la consecuente extensión del saber en beneficio de toda la sociedad.
Cuando la barbarie se hace del poder, la autonomía se coloca en situación de minusvalía. Entonces, los enemigos internos, instalados en la academia, comienzan a hacerle el juego a la barbarie. La combinación resulta atroz. Se genera así aquello que J.D. García Bacca denominara, con todas sus letras, la canalla vil. La vida autonómica es sometida al chantaje y la mordaza pretende transformarse en hecho cotidiano. La verdad, nunca lo han logrado. Ni lo podrán logar. La inteligencia no se rinde. Por más sombras que se pretendan sembrar sobre los abiertos cielos ucevistas, siempre, una y otra vez, un rayo share0de luz la penetra, llenando su irreverente espíritu de nuevos ánimos para vencerlas, esparciendo su ‘canto infinito de paz’.

A doscientos noventa años de su creación, la barbarie amenaza nuevamente a la institución más antigua de la República –más antigua, incluso, que la propia República-, con su bota y su violencia montonera. Trata de asediarla, desde afuera y desde adentro. Una vez más la UCV resistirá y vencerá las sombras. Una vez más encabezará la marcha triunfal que, en gran fiesta democrática, derrotará los inefables propósitos de la canalla vil, con la fuerza de sus ideas y de sus valores. Entonces, nos sentiremos más que nunca orgullosos de ser ucevistas

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