viernes, 12 de septiembre de 2008

Autismo y Vacunas


Dr. Luis Echezuría Marval
Médico Pediatra. Epidemiólogo.
Profesor de Medicina UCV
Jefe Dpto. Medicina Preventiva y Social.



Causas, incidencia y factores de riesgo

El autismo es un trastorno físico ligado a una biología y química anormales en el cerebro, cuyas causas exactas se desconocen. Probablemente haya una combinación de factores que llevan al autismo.

El número exacto de niños con autismo se desconoce. Un informe emitido por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos sugiere que el autismo y los trastornos conexos son más comunes de lo que anteriormente se pensaba, aunque no está claro si esto se debe a una tasa creciente de la enfermedad o a un aumento de la capacidad para diagnosticarla. Se habla de “EPIDEMIA DE AUTISMO” en los EEUU porque la incidencia se ha incrementado en 718% estadísticas de 1992-2002. Se presenta en uno (1) de cada 150 niños; y es uno de los problemas neurológicos más comunes y graves de la niñez. La enfermedad es más común que el Síndrome de Down. (Autism Society of America). El autismo afecta a los niños con una frecuencia 3 ó 4 veces mayor que a las niñas y algunos factores como el ingreso familiar, la educación y el estilo de vida no parecen afectar el riesgo de padecerlo.

El autista se caracteriza por un desequilibrio psico-social en:
• La interacción social
• La comunicación
• En el lenguaje
• En algunos casos se asocia a esquizofrenia precoz (demencia).

Se detecta a partir de los dos años: principalmente por problemas de comportamiento, uso tardío lenguaje, reacciones sociales y emotivas extrañas, escasa atención y exploración del ambiente.

Autismo y Vacunas

Todo parece indicar que esta bochornosa y desagradable historia comienza en Gran Bretaña cuando un estudio aseguraba que la inmunización con la vacuna trivalente viral (Sarampión, Rubéola y Parotiditis o SRP) podía producir autismo, en el año 1.998.El estudio se fundamentó en la observación de tan sólo doce niños, y más adelante diez (10) de los trece (13) médicos que avalaron el estudio en el año de la publicación, se retractaron públicamente en el año 2.004. Sin embargo el fundamento y secuelas del artículo, tristemente aún esta en la mente de muchos médicos y por supuesto de los padres. Para el día de hoy (2.008), todo el mundo coincide en que no existe ninguna relación comprobada entre la vacuna y este desorden neurológico. Todos, absolutamente todos, padres, doctores y la sociedad en general deben de una vez por todas “sacarse eso de la cabeza” y entender que las vacunas son importantísimas para los niños y representan la mejor herramienta para su prevención y control con que cuenta la medicina. Roberto Chediack.

Se han desarrollado una gran cantidad de estudios para dilucidar este importante comentario. Entre los más resaltantes, por el gran número de observaciones contempladas, se encuentra el de Dinamarca entre 1991 y 1998, se evaluaron 537,000 niños, de los cuales 82% recibió la vacuna SRP. De la cohorte, 95,6% recibieron una dosis, 89% dos dosis y el 63%, tres dosis de vacuna anti-tosferina de células enteras. Sólo 4,4% no recibió ninguna dosis de vacuna.
No se detectó asociación entre el uso de timerosal y el riesgo de desarrollar autismo o síndromes del espectro autista. No se detectó un aumento en el número de casos diagnosticados de autismo asociado al uso de la vacuna con timerosal. No se detectó relación dosis-respuesta con la exposición al etilmercurio. Los riesgos relativos se ajustaron en función de posibles factores de confusión, pero las tasas no fueron superiores -sino incluso inferiores- en aquellos niños expuestos a etilmercurio comparados con los no expuestos. El riesgo relativo comparado con los que no recibieron la vacuna fue de 0.92 (Kreesten Meldgaard Madsen, Anders Hviid Mogens Vestergaard Diana Schendel Jan Wohlfahrt Poul Thorsen Jørn Olsen and Mads Melbye. New England Journal of Medicine, 7-11-2002, 19[347], 1477-1482.)

Otro estudio de más de 5.000 niños en el del Reino Unido (1987-2001), destaca que a 1.294 de éstos les fue diagnosticado autismo u otro trastorno del desarrollo (PDD) frente a 4.469 con similares condiciones de sexo y edad que no sufrieron ninguna de estas enfermedades. La Escuela Londinense “Higiene y Medicina Tropical comprobó que 78% de los niños con autismo recibieron vacuna contra la rubéola, el sarampión y las paperas. No obstante, los resultados no son alarmantes, ya que a un 82% de los niños sanos también la habían recibido. El doctor Liam Smeeth, autor principal, señaló la diferencia del 4% entre ambos porcentajes "no es significativa y por ello no existen evidencias de que la vacuna incremente la probabilidad de padecer autismo u otras PDD“.

La posición del Comité Consultivo Mundial sobre Seguridad de las Vacunas OMS (GACVS), en donde se examinaron detalladamente 11 estudios epidemiológicos que representaban los estudios más resaltantes y destacados, tomando en consideración su diseño (incluyeron estudios ecológicos, estudios de casos y controles, estudios cruzados de casos y estudios de cohortes) y limitaciones. La revisión permitió concluir que los estudios existentes no aportan pruebas de una asociación entre la vacuna SPR (trivalente viral) y el riesgo de autismo o trastornos autísticos. Por tanto el GACVS concluyó que no existen pruebas de una asociación causal entre la vacuna SPR y el autismo o los trastornos autísticos.

Finalmente, también es útil destacar la opinión del CDC, instituto muy serio y prestigioso en asuntos de control de enfermedades de los EEUU en la cual afirman:
“El peso de la evidencia científica disponible actualmente no apoya la hipótesis que las vacunas causan el autismo. Reconocemos que hay considerable interés público sobre este asunto y por eso apoyamos las investigaciones adicionales sobre esta hipótesis. El CDC se dedica a mantener el abasto de vacunas más seguro y efectivo en la historia” No se le ha comprobado con la evidencia científica actualmente disponible que hay una enlace entre timerosal, que es un preservativo que se ha usado en algunas vacunas (y que contiene una cantidad de mercurio extremadamente pequeña), y el autismo. Si hubiera existido un enlace se supone que el índice de autismo se disminuye en lugar de aumentarse porque el timerosal se ha eliminado de casi todas las vacunas hace varios años. (http://www.cdc.gov/od/science/iso/), consultado el 21/08/2008.

La OMS a través del Global Advisory Committee on Vaccines Safety, basado en importantes estudios, concluye que no existe actualmente ninguna evidencia de toxicidad por mercurio en niños o adultos expuestos a vacunas que contienen tiomersal. Las personas que claman por una asociación causal entre el tiomersal de las vacunas y el autismo, se apoyan en la similitud de los síntomas del autismo y los que se ven en la intoxicación por metilmercurio, olvidando que el tiomersal está formulado con etilmercurio. Nelson y Barman niegan esta afirmación al demostrar que existen notables diferencias entre los síntomas y signos neurológicos observados tanto en el autismo como en la intoxicación aguda o crónica por metilmercurio. Otros elementos clínicos que se ven en la intoxicación por mercurio como la HTA, erupción cutánea y trombocitopenia, raramente se ven en el autismo.

En resumen y para concluir, las más prestigiosas instituciones y personeros dedicados al cuidado de los niños en el mundo, siguen recomendando la aplicación y uso de todas las vacunas, como la forma más efectiva y científica disponible en el momento actual, para prevenir enfermedades que producen mucho dolor y discapacidades en los niños, los padres y la sociedad y adicionalmente mortales. La lógica y la inteligencia más básica mueven a la reflexión a la abrumadora ventaja que demuestra estar vacunado contra las enfermedades particulares, al exagerado riesgo de no estarlo. Todos coinciden en que el riesgo de no vacunar es notablemente mayor que el que pudiera ocasionar la exposición excesiva al mercurio.

Otras Referencias sobre autismo y vacunas:
Autism and Developmental Disabilities Monitoring Network Surveillance Year 2002 Principal Investigators; Centers for Disease Control and Prevention. Prevalence of autism spectrum disorders--autism and developmental disabilities monitoring network, 14 sites, United States, 2002. MMWR Surveill Summ. 2007 Feb 9;56(1):12-28.
Muhle R, Trentacoste V, Rapin I. The Genetics of Autism. Pediatrics. 2004;113;472-486
Johnson CP, Myers SM; American Academy of Pediatrics Council on Children with Disabilities. Identification and evaluation of children with autism spectrum disorders. Pediatrics. 2007;120:1183-1215.
Dover CJ, Le Couteur A. How to diagnose autism. Arch Dis Child. 2007;92:540-545.
Kliegman RM, Behrman RE, Jenson HB, Stanton BF. Kliegman: Nelson Textbook of Pediatrics. 18th ed. Philadelphia, Pa: Saunders Elsevier; 2007

No hay comentarios: