Las 20 preguntas más importantes sobre la
vacunación
o
Las vacunas funcionan para inducir al sistema inmunológico contra
“ataques” futuros de una enfermedad en particular. Existen vacunas contra
patógenos virales y bacterianos, o agentes causantes de enfermedades.
o
Cuando un patógeno se introduce al cuerpo, el sistema inmunológico
genera anticuerpos para tratar de combatirlo. Dependiendo de la fortaleza de la
respuesta inmunológica, y la eficacia con que los anticuerpos combaten al
patógeno, podría enfermarse o no.
o
Sin embargo, si se enferma, algunos de los anticuerpos que se crean se
quedarán como vigilantes en el cuerpo cuando ya no esté enfermo. Si en el
futuro el cuerpo está expuesto al mismo patógeno, los anticuerpos lo
“reconocerán” y combatirán.
o
Las vacunas funcionan debido a esta función del sistema inmunológico;
están formadas por una versión muerta, debilitada o parcial de un patógeno.
Cuando recibe una vacuna, la versión del patógeno que ésta contenga no será lo
suficientemente fuerte o abundante como para enfermarle, pero es suficiente
para que su sistema inmunológico genere anticuerpos en contra del patógeno;
como resultado, usted obtiene inmunidad futura contra la enfermedad sin haberse
enfermado. Si se ve expuesto nuevamente ante el patógeno, su sistema inmunológico
lo reconocerá y lo podrá combatir.
o Algunas vacunas
contra bacterias están hechas con una forma de la bacteria misma. En otros
casos, podrán estar formadas por una forma modificada de una toxina generada
por la bacteria, por ejemplo, los síntomas del tétanos no se ocasionan
directamente por la bacteria Clostridium tetani, sino
por la tetanospasmina, una toxina generada por esa bacteria. Por lo tanto,
algunas vacunas bacterianas están hechas de una versión debilitada o inactiva
de la toxina que realmente produce síntomas de la enfermedad; la toxina
debilitada o inactiva se llama toxoide, por ejemplo, una vacuna contra el
tétanos se hace con el toxoide de la tetanospasmina.
o
Las vacunas están diseñadas para generar una respuesta inmunológica que
protegerá a la persona vacunada de exposiciones futuras a la enfermedad. Sin
embargo, los sistemas inmunológicos individuales son tan diferentes que, en
algunos casos, el sistema inmunológico de la persona no generará una respuesta
adecuada. Como resultado, no estará protegido con eficacia después de la
vacunación.
o
Dicho esto, la eficacia de la mayoría de las vacunas es alta. Después de
recibir la segunda dosis de la vacuna MMR (sarampión, paperas y rubéola), o la
vacuna independiente contra el sarampión, un 99.7% de las personas vacunadas
quedan inmunes contra el sarampión. La vacuna inactiva contra la polio ofrece
un 99% de eficacia después de tres dosis. La vacuna contra la varicela tiene
entre un 85 y un 90% de eficacia en la prevención de todas las infecciones
contra la varicela, pero es 100% eficaz en la prevención de varicela moderada y
grave.
o
Actualmente, el programa de inmunización infantil de EE.UU., para niños
desde que nacen hasta los seis años de edad, recomienda vacunarse contra 14
enfermedades diferentes. A algunos padres de familia les preocupa que esta
cifra parece elevada, particularmente porque algunas de las enfermedades
vacunables son ya muy raras en Estados Unidos.
o No obstante, cada
enfermedad para la cual se recomiendan vacunas puede provocar enfermedades
graves o la muerte en poblaciones sin vacunar, y podrían comenzar a surgir de
nuevo con rapidez si se redujeran las tasas de vacunación. En Estados Unidos
han surgido brotes de paperas en años recientes, desde que disminuyeron las
tasas de vacunación, con complicaciones graves y hospitalizaciones requeridas
para algunos pacientes. Antes de introducir la vacuna contra Hib (Haemophilus influenzaetipo b), la meningitis Hib
afectaba a más de 12,000 niños estadounidenses al año, matando a 600 y dejando
a muchos otros con convulsiones, sordera y discapacidades en su desarrollo.
Después de introducir la vacuna, la cantidad de muertes por Hib se redujo a
menos de 10 por año.
o
Cada vacuna del programa se recomienda debido a los riesgos que
representa la infección en estado natural.
o En algunos casos la
inmunidad natural dura más que la inmunidad obtenida por la vacuna. Sin
embargo, los riesgos de la infección natural
sobrepasan los riesgos que implica cada vacuna recomendada. Por ejemplo, la
infección por sarampión silvestre provoca encefalitis (inflamación del cerebro)
en una de cada 1,000 personas infectadas; en general, la infección por
sarampión mata a dos de cada 1,000 personas infectadas. En contraste, la vacuna
conjugada MMR (sarampión, paperas y rubéola) tiene como resultado una reacción
alérgica grave en solo una de cada millón de
personas vacunadas, al mismo tiempo que previene la infección por sarampión.
Los beneficios de la inmunidad adquirida por la vacuna superan
considerablemente los riesgos graves de la infección natural (si desea más
información sobre este tema, consulte nuestra Actividad para entender
los riesgos).
o Además, las vacunas
contra Hib (Haemophilus influenzae tipo b) y tétanos en
realidad brindan una protección más eficaz que la infección natural.
o
No se ha entendido del todo por qué la duración de la inmunidad
adquirida varía con las diferentes vacunas; algunas ofrecen inmunidad a largo
plazo sólo con una dosis, mientras que otras requieren refuerzos para mantener
la inmunidad. Las investigaciones recientes han sugerido que la persistencia de
la inmunidad contra una enfermedad en particular podría depender de la
velocidad típica que tiene el avance de la enfermedad en el cuerpo. Si una
enfermedad avanza con mucha rapidez, la respuesta de la memoria del sistema
inmunológico (es decir, los “anticuerpos guardianes” generados después de una
infección o vacunación previa) tal vez no sea lo suficientemente rápida como
para prevenir la infección, a menos que se le haya “recordado” la enfermedad
hace relativamente poco tiempo, y por ello esté percatado de ella. Los
refuerzos sirven de “recordatorio” al sistema inmunológico.
o
Se siguen haciendo investigaciones sobre la persistencia de la inmunidad
generada por las vacunas.
6. Me invitaron a una
fiesta para contagiar la varicela. ¿Sería mejor que mi hijo se enfermara de
varicela de esta manera? ¿Por qué nos vacunamos contra una enfermedad leve como
la varicela?
o
Por lo general, la idea de “fiestas de varicela” está vinculada a la
percepción de la varicela como una enfermedad inofensiva. Sin embargo, antes de
que se tuviera disponible la vacuna contra la varicela, en Estados Unidos las
infecciones por varicela causaban 10,000 hospitalizaciones y provocaban más de
100 muertes al año. Exponer a un niño a la varicela silvestre lo pone en riesgo
de padecer un caso grave de la enfermedad.
o Incluso los casos
poco complicados de varicela ocasionan que los niños pierdan una semana o más
de clases, y que alguien falte al trabajo para cuidar al niño enfermo.[1]La
infección natural significa también un riesgo de infectar a otros: aunque una
vacunación exitosa protege a un niño contra la varicela sin este riesgo, los niños infectados con la
varicela son contagiosos de manera natural, pueden contagiar la enfermedad a
otras personas: no sólo a otros niños, sino también a adultos, quienes tienen
un mayor riesgo de complicaciones por la enfermedad.
o Mientras tanto, la
vacuna contra la varicela previene habitualmente contra una infección futura
por la enfermedad. En casos raros, donde la persona no desarrolla una
protección adecuada por la vacuna para prevenir una infección a futuro,
comúnmente la infección por varicela es leve, tiene menos síntomas y termina
más pronto que la infección natural (no obstante, la gente con esta forma leve es contagiosa, y se debe tener cuidado de no
exponer a otros al virus).
7. ¿Podemos contraer
una enfermedad supuestamente prevenida por la vacuna? ¿Y por qué algunas
vacunas tienen patógenos vivos, pero otras patógenos muertos?
o
Las vacunas que se producen con versiones muertas de los patógenos (o
con solo una parte del patógeno) no pueden provocar la enfermedad, cuando una
persona recibe este tipo de vacuna, es imposible que contraiga la enfermedad.
o Las vacunas vivas
atenuadas (o debilitadas) en teoría pueden
provocar la enfermedad, porque todavía es posible que se repliquen (aunque no
bien) o que muten, lo cual puede tener como resultado una forma virulenta del
patógeno. Sin embargo, están diseñadas tomando esto en cuenta y se atenúan para
minimizar esta posibilidad. La reversión a una forma virulenta es un problema
en algunas formas de la vacuna oral contra la polio (OPV, por sus siglas en
inglés), y por eso en Estados Unidos actualmente sólo se usa la forma inactiva
(IPV).
o Es importante
señalar que las vacunas atenuadas pueden provocar
problemas graves en personas con sistemas inmunológicos debilitados, como en
los pacientes con cáncer. Estas personas podrían recibir una forma muerta de la
vacuna, si la hubiera disponible. De no ser así, los médicos podrían
recomendarles que no se vacunen. En estos casos, las personas dependen de la
inmunidad colectiva para protegerse.
o
En cuanto a por qué algunas vacunas contienen patógenos vivos y otras
patógenos muertos, las razones varían según la enfermedad. Sin embargo, en
general, las vacunas vivas atenuadas generan una inmunidad más duradera que las
vacunas muertas. Por lo tanto, es más probable que las vacunas muertas
requieran refuerzos para mantener la inmunidad. No obstante, las vacunas
muertas también tienden a ser más estables para fines de almacenamiento, y no
pueden provocar la enfermedad. La comunidad médica debe tomar en cuenta las
ventajas y desventajas al decidir el criterio que se va a emplear contra una
enfermedad en particular.
o Sí. Los estudios
demuestran que los sistemas inmunológicos de los bebés pueden recibir muchas
vacunas a la vez, más que la cantidad que se recomienda actualmente. El
programa de inmunización se basa en la capacidad que tienen los bebés para
generar respuestas inmunológicas, y en el riesgo a contraer ciertas
enfermedades. Por ejemplo, la inmunidad que le transmite la madre al bebé al
nacer solamente es temporal, y usualmente no incluye inmunidad contra polio,
hepatitis B, Haemophilus influenzae tipo b
y otras enfermedades que se pueden prevenir con las vacunas.
o
A diferencia de la mayoría de las vacunas, que contienen las cepas más
comunes, y que rara vez cambian, de un patógeno dado (si existe más de uno), la
vacuna contra la influenza estacional cambia cada año. Esto se debe a que las
cepas de virus de la influenza en circulación cambian continuamente. Cada año,
los investigadores eligen los virus que tienen más posibilidades de circular en
el curso de la próxima temporada de influenza, y en base a estos se hace la
vacuna para proteger contra las cepas más dominantes. Así que cuando reciba una
vacuna contra la influenza estacional, no está recibiendo otra “dosis” más de
la misma vacuna contra la influenza. Más bien, recibe protección contra un
grupo totalmente nuevo de virus de la influenza.
o
La comunidad colectiva, conocida también como inmunidad comunitaria, se
refiere a la protección que se ofrece a todas las personas que forman parte de
una comunidad, gracias a las altas tasas de vacunación. Cuando un número
suficiente de personas se vacuna contra una enfermedad, es difícil que ésta
adquiera fuerza dentro de la comunidad, lo cual tiene como consecuencia un tipo
de protección para quienes no pueden recibir vacunas (como los recién nacidos y
las personas con enfermedades crónicas), y se reduce la posibilidad de un brote
que pudiera exponerlos a la enfermedad.
o
Algunas vacunas, que incluyen a la mayoría de las vacunas contra la
influenza, se cultivan en huevos de pollo. Durante el proceso para crear la
vacuna se extrae la mayor parte de la proteína del huevo, pero hay inquietudes
sobre las posibles reacciones alérgicas que podría generar una vacuna a las
personas que son alérgicas al huevo.
o Un informe reciente
descubrió que la mayoría de los niños alérgicos al huevo que recibían una
vacuna contra la influencia no tuvo reacciones adversas; aproximadamente 5% de
los niños en el grupo de estudio desarrolló reacciones relativamente leves como
urticaria, la mayoría de las cuales se resolvió sin necesidad de tratamiento.[2] Se
realizan investigaciones adicionales para estudiar más a fondo esta situación.
o
En la mayoría de los casos, sólo a personas con una alergia grave al
huevo (que ponga en peligro la vida) se les recomienda que no reciban vacunas
basadas en huevos. Su médico puede proporcionarle información específica.
o Esta posibilidad se
hizo pública después de que un médico británico afirmó, a través de un de1998,
que tenía evidencias que probaban que la vacuna MMR (sarampión, paperas y
rubéola) estaba vinculada al autismo. Se ha explorado meticulosamente ese
posible vínculo; un estudio tras otro no han encontrado dicho vínculo, y el Lancet, que publicó el estudio original de 1998,
lo retiró formalmente. También se realizaron estudios acerca de la posibilidad
de un vínculo entre el timerosal, un conservante que se usa en algunas vacunas,
y el autismo. Una vez más, no se encontraron vínculos.
o
Es posible que este mal entendido persista debido a que coinciden los
primeros rasgos de autismo con la vacunación a edad temprana.
13. La gente dice que
las vacunas están relacionadas con problemas de salud a largo plazo como
esclerosis múltiple, diabetes y autismo, ¿es verdad?
o
Todas las vacunas tienen posibles efectos secundarios. Sin embargo, la
mayoría son leves y temporales. Los efectos adversos de las vacunas se vigilan
cuidadosamente a través de varios sistemas de información que no han
corroborado estas afirmaciones.
14. La hoja informativa
de la vacunación reciente de mi hijo indica varios efectos secundarios
posibles. ¿Por qué se recomienda la vacuna si puede provocar todos estos
efectos secundarios?
o
Toda vacuna tiene efectos secundarios potenciales que, por lo general,
son muy leves, como malestar en el sitio de la inyección (para una vacuna que
se aplica con una jeringa), dolores de cabeza y fiebre leve. Sin embargo,
también es posible sufrir efectos secundarios serios, que incluyen reacciones
alérgicas graves. No obstante, la incidencia de estos efectos secundarios es
sumamente rara (su médico le puede explicar con detalle los riesgos de cada
vacuna; también hay más información disponible en los Centros para el Control y
la Prevención de Enfermedades).
o Al considerar los
posibles efectos secundarios de una vacuna, es importante hacerlo en contexto.
Aunque algunos posibles efectos secundarios son graves, son sumamente raros, y
es importante recordar que la decisión de no vacunarse
también conlleva a riesgos graves. Las vacunas protegen contra enfermedades
infecciosas que pueden ser mortales; evitar la vacunación aumenta el riesgo de
contraer esas enfermedades y de contagiarlas a los demás.
o
o
Se realizan numerosas pruebas a las vacunas antes de que las aprueben, y
después de su lanzamiento se les sigue vigilando por si hubiera reacciones
adversas. Consulte más información y detalles sobre este tema en nuestro
artículo sobre las pruebas y la seguridad de las vacunas.
o
El virus de la vacuna contra la rubéola, que se incluye en la inyección
de MMR (sarampión, paperas y rubéola), se cultiva usando líneas celulares
humanas. Algunas de estas líneas celulares se iniciaron con tejido fetal
obtenido en la década de 1960 a partir de abortos legales. No se requiere
tejido fetal nuevo para generar la vacuna contra la rubéola.
17. ¿Acaso no es cierto
que una mejor higiene y nutrición fueron responsables de la reducción en la
tasa de mortalidad y enfermedad, más que las vacunas?
o
Las mejoras a la higiene y nutrición, entre otros factores, ciertamente
puede reducir la incidencia de algunas enfermedades. Sin embargo, los datos que
documentan la cantidad de casos de una enfermedad, antes y después de
introducir una vacuna, demuestran que las vacunas son ampliamente responsables
de las mayores disminuciones en las tasas de enfermedades; por ejemplo, entre
1950 y 1963, los casos de sarampión variaban entre 300,000 y 800,000 anuales en
Estados Unidos, pero en esa época se comenzó a usar ampliamente una vacuna
contra el sarampión autorizada oficialmente. Para 1965, se vio una disminución
considerable en los casos de sarampión en EE.UU. En 1968, se reportaron
aproximadamente 22,000 casos (una disminución del 97.25% del máximo de 800,000
casos en apenas tres años); para 1998, la cantidad de casos era en promedio de
unos 100 al año o menos. En la mayoría de las enfermedades para las cuales se
tenían vacunas disponibles se vio una disminución similar después de la
vacunación.
o
Quizá la varicela es la mejor prueba de que las vacunas, y no la higiene
y la nutrición, son responsables de la caída brusca en las tasas de enfermedad
y mortalidad. Si la higiene y la nutrición por sí mismas fueran suficientes
para prevenir enfermedades infecciosas, las tasas de varicela hubieran
disminuido mucho antes de introducir la vacuna, que no estuvo disponible hasta
la mitad de la década de 1990. La cantidad de casos de varicela en Estados
Unidos a inicios de la década de 1990, antes de que se introdujera la vacuna en
1995, era aproximadamente de cuatro millones al año. Para 2004, la incidencia
de la enfermedad había disminuido aproximadamente en un 85%.
o En teoría, casi
cualquier enfermedad infecciosa para la cual exista una vacuna eficaz debería
ser erradicable. Con un grado suficiente de niveles de vacunación y
coordinación entre organizaciones de salud pública, se puede prevenir que una
enfermedad adquiera fuerza en cualquier parte; tarde o temprano, sin nadie a
quien infectar, debe desaparecer (una excepción notoria es el tétanos, que es
infecciosa, pero no contagiosa, y la ocasiona una bacteria que se encuentra
normalmente en heces de animales, entre otros lugares. Por lo tanto, el tétanos
no se podría erradicar sin eliminar totalmente del planeta a la bacteria Clostridium tetani.)
o
Sin embargo, la viruela es poco común en el conjunto de características
que la hicieron susceptible a la erradicación. A diferencia de muchas otras
enfermedades infecciosas, la viruela no tiene reservorio animal. Es decir, no
se puede “esconder” en una población animal y resurgir para infectar a humanos,
aunque algunas enfermedades pueden hacer justamente eso (por ejemplo, la fiebre
amarilla puede infectar a algunos primates; si un mosquito pica a un primate
infectado, puede transmitir el virus a los humanos).
o Otro obstáculo para
la erradicación de muchas enfermedades infecciosas está en la evidencia física.
La gente con viruela era sumamente notoria, las erupciones en la piel de la
viruela se reconocían fácilmente, así que los casos nuevos se podían detectar con
rapidez. Los esfuerzos de vacunación se pueden enfocar en la ubicación de los
casos y la exposición potencial a otras personas. En contraste, la
poliomielitis nogenera síntomas visibles
aproximadamente en un 90% de las personas que portan la enfermedad. Como
resultado, rastrear la propagación del virus de la polio es sumamente difícil,
lo cual hace que sea un objetivo difícil para la erradicación.
o
Tal vez lo más importante es que, por lo general, los pacientes con
viruela no alcanzan su nivel más alto de inefectividad (es decir, su capacidad
de infectar a otros) hasta después de que aparecen las erupciones en la piel.
Como resultado, una acción rápida para poner en cuarentena a las personas
infectadas cuando brotaban las erupciones en la piel, dejaba, por lo general,
bastante tiempo para vacunar a alguien que ya había sido expuesto, y prevenir
exposiciones adicionales. Muchas enfermedades infecciosas no permiten este tipo
de tiempo de reacción; por ejemplo, los pacientes con sarampión pueden ser
infecciosos hasta cuatro días antes de que aparezcan las erupciones en la piel
del sarampión. Como resultado, pueden contagiar el virus a muchas, muchas otras
personas antes de que alguien se entere siquiera que ha sido infectado.
o Mucha gente todavía
piensa que es posible erradicar ciertas enfermedades. Se hacen esfuerzos
continuos para erradicar la poliomielitis y la dracontiasis (infección por el
gusano de Guinea), y ambas se han eliminado en muchas regiones, pero siguen
siendo endémicas en varios países. Mientras tanto, en 2008, el Equipo Operativo
Internacional del Centro Carter para la Erradicación de Enfermedades declaró
que cinco enfermedades adicionales podrían ser erradicables: filariasis
linfática (elefantiasis), sarampión, paperas, rubéola y teniasis.[3]
o [Si desea más
información sobre este tema, consulte nuestro artículo sobreerradicación de
enfermedades.]
o
En la década de 1990 algunas críticas comenzaron a circular sobre una
vacuna contra la polio debilitada y viva que se probó en África en la década de
1950, y que se vinculó con la propagación del Síndrome de Inmunodeficiencia
Adquirida (SIDA). Quienes estaban detrás de la acusación argumentaban que se
habían usado células de chimpancé para crear la vacuna, y que estaban
contaminadas con un virus que les afecta en ocasiones: el Virus de la Inmunodeficiencia
Símica, o VIS. También argumentaban que cuando se aplicó la vacuna a los niños
de África, el VIS mutó para convertirse en virus de la inmunodeficiencia humana
o VIH, que provoca el SIDA.
o
Sin embargo, se demostró que las acusaciones eran falsas por diversas
razones. Lo más notorio es que la vacuna contra la poliomielitis debilitada no
se producía con células de chimpancé, sino con células de mono. La vacuna se
probó posteriormente con una técnica que puede detectar el ADN viral (la
técnica PCR, por sus siglas en inglés, que significan reacción en cadena de la
polimerasa); no contenía ni VIS ni VIH.
o
Los investigadores de la Universidad de Birmingham en Alabama
demostraron en 2006 que aunque el VIH era de hecho un derivado del VIS, los
chimpancés de Camerún que habían sido infectados con el VIS en la década de
1930 eran la fuente más probable de la epidemia de SIDA, esto sucedió décadas
antes de las pruebas en África con la vacuna contra la polio debilitada.
¿La vacuna contra
la poliomielitis está relacionada con el cáncer?
o Las vacunas contra
la poliomielitis desarrolladas por Jonas Salk y Albert Sabin a mediados del
siglo XX se producían a partir de células de mono. Años después, el
microbiólogo Maurice Hilleman descubrió un virus de mono en ambas vacunas: el
40oVirus de mono
descubierto, al cual le llamó virus símico 40 (SV40) (la vacuna muerta de Salk,
que había sido tratada con formaldehído, tenía cantidades muy pequeñas del
virus; la vacuna viva de Sabin estaba intensamente contaminada). Preocupado por
los posibles efectos que podría tener el virus en los humanos, Hilleman lo
inyectó en hámsters, y descubrió que casi todos habían desarrollado enormes
tumores cancerosos. Sin embargo, el pánico inicial ocasionado por esa situación
cedió ante estudios posteriores.
o
En primer lugar, los hámsters que ingirieron SV40, en lugar de que se
los inyectaran no se enfermaron de cáncer. La vacuna viva de Sabin (que
contenía más SV40 que la de Salk) fue aplicada oralmente. Estudios adicionales
mostraron que los niños a quienes se aplicó la vacuna de Sabin no desarrollaron
anticuerpos para la SV40; simplemente pasó por su sistema digestivo y nunca
ocasionó infección.
o
Por lo tanto, únicamente la vacuna de Salk era la única con posibles
consecuencias, ya que aunque contenía muy poco SV40, se aplicaba por inyección.
Estudios realizados ocho, quince y treinta años después de que las vacunas
contaminadas por SV40 se habían aplicado a niños, descubrieron que tenían la
misma incidencia de cáncer que los grupos no vacunados. No existen pruebas
creíbles que sugieran que la SV40 provocó alguna vez cáncer en humanos.
Sources
3.
Disease considered as candidates for
global eradication by the International Task Force for Disease Eradication. The Carter Center. Accessed May 2010.
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